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ojalespatusbotones

La roseta

La roseta No sé si eran ángeles, no los ví.
No sé si eran reales, sólo los oí.
Sin previo aviso me transportaron a esa habitación rectangular y me colocaron justo en el centro de esa roseta. Allí me ví, de pie, como ante un tribunal.
Se encargaron de crear un ambiente relajado para que no me sintiese incómodo.
No sé cuánto tiempo estuve allí; unos minutos o toda la noche, imposible de determinar.
Me mostraron el corazón, mi corazón; lo abrieron y lo puntuaron. Me recordó a esos corazones que yo tantas veces he abierto en mataderos y en necropsias, cavidades llenas de un material denso y oscuro como sangre coagulada. No recuerdo la puntuación obtenida pero si que era media-alta y que la medían en unidades llamadas cor. Me reprocharon que estaba desperdiciando mi potencial y para que reaccionara me mostraron la imagen de una señora que tuvo muchos cors (supongo que se podrá pluralizar asi la unidad) pero que los fué perdiendo. Aún tengo grabados esos ojos en los mios.
Me mostraron otra parte de mí; no sé exactamente lo que era pero la obtuvieron de mi vientre. Era como una caja de un material sólido y transparente, como una urna. También la evaluaron y le pusieron nombre a la unidad, trillo.
No fué ultimatun pero si aviso.
Recuerdo que regresé agotado, muerto, apagado. Así me veia yo pero me sorprendí cuando salí temprano a la calle y el mundo me veía resplandeciente, con un halo de luz.
No sé que tiempo hace de esto, dos años, quizás más.
Creo que va siendo hora de que vuelvan a llevarme de paseo, pués me he estado alimentando un tiempo con la vida que me inyectaron.
También he de decir, por si ellos me leen, que les hice caso a medias y que poco a poco me voy alejando.
También han de saber que sé que me están observando y que incluso a veces noto cuando me tocan el hombro.
En fin, que estoy loco.

1 comentario

Anónimo -

He mentido un poco; hubo una segunda parte que me reservo por no ser la que yo querría